lunes, abril 24, 2006

Los regalos de la muerte (IX)

Los regalos de la muerte IX: Fede y Froi, Gambitos

Para Fede Froi, como rival, ya no era más que unas cuantas huellas olvidadas de un pasado imperfecto, y se le había aparecido de repente en su casa para mantener un pulso vital, una partida de ajedrez en la que se juega la inocencia de Fede. Allí estaba Froi, con su táctica de siempre... ya me había vuelto a colar un gambito, había sacrificado a De La Santa, su peón, para conseguir una posición favorable en el tablero, y lo había conseguido, me la ha vuelto a jugar, ya tiene la ventaja del campeón. Está por encima de mí y me tiene acojonado.

Para Froi Fede, como rival, seguía presente en sus días, era la china en el zapato cuyas huellas que va dejando no quedan atrás, sino que le persiguen. Sabe de sobra que ha machacado a Fede al ajedrez mil y una vez, pero ha perdido una partida con él. Una sola vez, pero le pesa como el mayor paso de Semana Santa estando como único costalero. Por eso lo machaca, pero por más veces que le haya ganado no queda contento, no consigue amortizar esa partida perdida, porque ha sido la única que ha perdido jamás. Ahí tiene delante a Fede, y piensa machacarlo por última vez y meterlo en la cárcel, porque ha matado a dos personas.

Para Fede Froi sólo era el tipo (genial) que le quitaba las multas, su contacto en la policía, el tío por el que podía vender coca y otras drogas de una manera despreocupada. Siempre que se metía en problemas allí estaba Froi para sacarlo de la mierda. Siempre pensó que lo hacía por la amistad de la infancia, porque de alguna manera se hacía cargo de él, su amigo desde pequeño, su alma gemela, el otro chico del pueblo que había salido del círculo estanco en el que se había convertido su pequeño pueblo de origen.

Para Froi Fede era su peor rival... coño, ¡le había ganado una partida! y esperaba el momento más idóneo para pegarle un zarpazo que compensase esa derrota. Claro que le quitaba esos pequeños delitos que cometía. ¿Qué podían hacerle por vender un poco de coca? Nada importante. Froi esperaba a que cometiese un delito mayor (pero ni había soñado con el asesino... ¡era genial!)para que le cayese una condena muy dura, estaba seguro de que lo cometería pues el pobre infeliz contaba con que me tendría de aliado en la policía (sólo dejo que se acerque, que confíe en mí, pensó, como un campo de trigo), esperaba el momento de dar rienda a su rencor y odio acumulado todos estos años. Un odio soterrado más allá de sus entrañas, forjado a fuego lento por el paso del tiempo, agudizándolo, amasándolo. ¡Odio, odio, odio! Y tenía a Fede donde quería y esperaba. Lo tenía cogido por los huevos. Se había cargado a dos tíos. Ahora es el momento de pagar. Voy a detener a este payaso y voy a colgarle los muertos. ¡Jaque!

- Fede, Fede, Fede, ¿qué cojones has hecho?
- No he matado a nadie, de verdad. Aunque no tengo coartada, estaba viendo el partido por televisión cuando asesinaron a Andrés.
- Está bien, te creeré por esta vez - dijo Froi con cierta ironía y marcando cada sílaba de la palabra "creeré". Cuéntame todo lo que sepas de Javier Lagos y Andrés Reyes. Por ejemplo, cuéntame cómo los conociste.
- Esta bien, tío, te lo contaré, pero tienes que ayudarme, no puedes dejarme solo... por los viejos tiempos.
-Claro, Fede, voy a estar ahí... atraparé al asesino y lo meteré en la cárcel - dijo Froi volviendo a marcar las sílabas, en este caso de la palabra "asesino", poniéndole el brazo sobre el hombro de la misma forma que lo hizo con De La Santa consiguiendo que Fede diese un pequeño respingo asustado, aunque para el sospechoso fue como una caída hasta el abismo. Tenía de su lado a un poli amigo, pero cada vez estaba más asustado.
- Confío en ti, Froi - dijo Fede con menos confianza y volutad que una mosca atraída por un insecticida eléctrico. Conocí a Javier por medio de Julio Gandía, el dueño del puticlub flowers, no sé si lo conocerás.
- Sí, Gandía es uno de los habituales en la comisaría - asintió sonriente Froi. Menudo alegrón le voy a dar a Ramiro. ¿Sabes que un compañero mío está ahora mismo en ese club investigando el caso de Lagos, Fede? Creo que esto es más grande de lo que pensé en un principio. Continúa, Fede.
-Bien, me envió a Javier porque necesitaba pasta rápida y yo podía dársela. Javier era un ludópota extremo, Froi, se había inflado a ganar dinero gracias a un don que supuestamente tenía pero llegó un momento que empezó a perder, coincidió que fue justo cuando le hice el primer préstamo, y el chico no supo parar. Una de las dos cosas curiosas de todo esto, Froi, es que a Andrés Reyes también me lo envió Gandía, pero éste no necesitaba pelas ¡le sobraban, Froi! ¡Era el puto base titular del Real Madrid y el mejor pagado de España! Quería coca, mucha coca. A partir de meterse lo que yo le pasaba (y sabes que paso de buena calidad) bajó su rendimiento espectacularmente, Froi (al inspector le ponía un poco nervioso que repitiese tanto su nombre, pensó que era lo que pretendía Fede). ¿Sabes que después de meterse la primera dosis que le vendí falló el primer tiro a canasta desde que estaba en el Real Madrid, Froi?.
- ¿Y... y cuál es la segunda cosa curiosa? - dijo Froi perplejo. Lagos tenía un don que perdió con Fede... Reyes tenía un don que perdió con Fede... Yo tenía un don que perdí con Fede... ¿soy el próximo que el asesino quiere matar? Por un momento temió a Fede, pero el odio en su interior espantó al miedo. Odiaba mucho más a Fede ahora, había conseguido neutralizar su jaque y perder parte de ventaja.
- La segunda cosa curiosa es que tengo algo que te va a interesar, Froi, mucho mucho... Gandía odiaba a muerte a Lagos y a Reyes.
- ¿Por?
- Tanto uno como otro estaban enamorados de Luna, la mejor puta del flowers, pero había un tercer enamorado... el propio Gandía.

Froi quedó confuso... No, no puede ser, ¡el asesino es Fede! ¡Tiene que ser Fede!

- Hummm.. Interesante lo que dices, Fede. Déjame que haga una llamada. Cogió el móvil y llamó a Ramiro España. Rami, investiga a Julio Gandía, el dueño del flowers, parece ser que conocía a las dos víctimas y que como éstos estaba enamorado de Luna. Ok. Por cierto, llama al jefe y dile que De La Santa se retira del caso Reyes y que eres mi nuevo compañero, llevaremos el caso Reyes y Lagos como uno solo, ya está prácticamente claro que el asesino es el mismo.