miércoles, septiembre 27, 2006

Rojo sabor a cereza

Hago un pequeño paréntesis en "Los regalos de la muerte" y pongo un relato cortito e independiente :D

Rojo sabor a cereza

Hoy vas a encontrarte con la mujer a la que amas, esa que te señala con el dedo índice y te dice: “Lo importante eres tú”. Y te lo dice con amor, con una sonrisa en la boca, tan roja como una cereza, que haría palidecer el más bello color. Hoy vas a encontrarte con ella y vas a abrazarla, a acariciarla como a ella le gusta, vas a amarla y besarla como sólo tú sabes hacer. Vas caminando por la desértica calle, ya estás a pocos metros de ella y de repente te pones nervioso, te emocionas tanto que te pones a hacer pequeñas estupideces, como saltar con los pies juntos de la acera a la calle y luego otra vez a la acera, como un niño pequeño que está a punto de descubrir un año más su regalo de reyes. De pronto no sabes qué hacer con las manos, si metértelas en los bolsillos, cruzarte de brazos, ponerlas en la espalda, y en todos lados te resultan incómodas y molestas y entiendes que es porque deben estar cogiendo las manos que amas, las de Alicia. Ya estás en la puerta y tu cabeza empieza a palpitar de la emoción, te pones nervioso pero te intentas tranquilizar… “Soy lo más importante para ella”, se dice.

¡Ahí está! Tus ojos se encienden con la emoción, ¡está ahí! – repites – Te vas corriendo como loco a abrazarla, a darle todo tu amor, toda tu pasión… pero ella se asusta al verte, grita y se aparta, y un hombre de casi 2 metros con mirada de tigre te empuja y te hace casi caer. “¿Qué coño crees que estás haciendo?” te dice… Tú tragas saliva, contienes la respiración y le contestas, “soy lo más importante para ella”.

Ja, ja, ja, ¡Otro loco con el mismo cuento! Te dice burlándose de ti, empujándote de nuevo y haciéndote caer esta vez y te deja tirado en el suelo, triste, y preguntándote por qué Alicia te dice desde el otro lado de la pantalla de la televisión, señalándote con el dedo índice, que eres lo más importante para ella.

lunes, septiembre 11, 2006

Los regalos de la muerte (XIV)

Los regalos de la muerte, capítulo 14

El frío abrazo


Los viejos rockeros nunca mueren. El inspector Ramiro España, el viejo rockero, se está enfrentado a alguien que cree que puede vencer pero se equivoca. Ramiro España es el “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, impulsivo, de sangre hirviendo. Ramiro es el “agua que no has de beber déjala correr”, no se mete en lo que no entiende, se empieza vistiendo por los pies y acaba por la gabardina y el sombrero. España es el “a quien madruga Dios le ayuda”, llega el primero y se va el último, está en la proa abriendo el mar y en la popa cosiéndolo con una estela. Porque España deja estela por donde va. Y se enfrenta alguien más duro que él. Se mide a un rompeolas salvaje, a un mar de aguas muy batidas sin faro.

Bicho malo nunca muere. El doctor Eduardo Villaescusa, el bicho malo, tiene donde quiere al indefenso inspector, sabe perfectamente que un bicho malo vence a un viejo rockero. Eduardo Villaescusa es “mañana será otro día”, calculador, saca el máximo provecho al tiempo y sabe que, bien elegido el momento, saber esperar es más rentable que actuar con impulsos. Eduardo es el “Nunca digas de esta agua no beberé”, estudia, profundiza, prueba todo aquello que desconoce y no para hasta conseguir resultados empíricos concluyentes para bien o para mal, no sigue un método, estudia el mejor camino detenidamente, pierde minutos para ahorrar horas. Villaescusa es el “no por mucho madrugar amanece más temprano”, cada cosa a su momento, en su lugar, en su estado. Se miden la más fría de las cabezas con el corazón más caliente.

Ramiro estaba confiado, cordero con piel de cordero. Comprobó los billetes de avión y estaban correctamente sellados y al nombre de Villaescusa. El doctor no podía ser el asesino, estaba fuera los días de los asesinatos y el día en el que Julio Gandía dijo haber estado reunido con Villaescusa. Era imposible.

Eduardo estaba contento, lobo con piel de lobo, con boca de lobo y con orejas de lobo. Más que contento estaba excitado. Estaba excitado, casi empalmado, por cómo había podido jugar con la mente de un inspector en apariencia rocoso, pero que no era más que un gato con guantes y con botas. Estudió su mente en el poco tiempo que compartieron y llegó a la conclusión de que era su “lado opuesto”. Era la pieza que faltaba, claro, ahora encajaba todo. Quería más tiempo, poder estudiar un poco más a España, sentía curiosidad.

- Pues sí, inspector, los días de los desafortunados asesinatos estaba fuera de España y llevo sin ver al señor Gandía al menos dos semanas – dijo Villaescuso con una mirada penetrante, con una sonrisa envolvente.
- Está clarísimo, doctor. Gracias por su tiempo – dijo muy agradecido y extrañamente sonriente el inspector. Ramiro no es tonto, se guía por impulsos. Tiene olfato de cordero, y huele más allá de su lana. Su corazón se cordero se aceleró y su cerebro de cordero le ordenó que endureciera su músculos faciales.
- Hummm... doctor, sólo una pregunta más – dijo el “agabardinado” inspector, endureciendo sus músculos gestuales hasta el nivel del acero, tensando su sonrisa hasta el nivel del arco de Ulises.
- Claro, dígame, inspector – contestó Villaescusa transformando su sonrisa envolvente en sonrisa nerviosa de testigo de Jehová.
- Al abrir la cartera para darme su DNI para comprobar su nombre y apellidos con los del billete de avión he visto que lleva una foto de un chico de unos 25 años. – dijo el inspector tensando más su sonrisa, dando un giro contundente a la conversación de besugos que habían mantenido donde todo se daba por sentado.
- Sí, es mi hijo, es la foto de la orla de cuando terminó sus estudios de derecho, ¿por? – Contestó confundido Villaescusa.
- Bueno, me he fijado que en esa foto aparece el nombre completo de su hijo. Dígame, ¿Cómo se llama su hijo?
- E-eduardo Villaescusa Cuevas
- Vaya, vaya, vaya, justo como usted, mismo nombre de pila y mismo segundo apellido, qué casualidad, ¿verdad, doctor? – dijo España con sonrisa afilada de lobo con piel de cordero.
- Je, sé qué insinúa, inspector – dijo medio riendo el doctor con una sonrisa más nerviosa que las de cien fieles de Jehová juntos. Pero tengo el pasaporte, mi pasaporte, perfectamente sellado, con la entrada y la salida de Honolulu en los días que indican los billetes de avión. Lástima que no tenga el pasaporte aquí en la consulta, lo tengo en mi casa.
- Está bien, no importa, no olvide traérselo mañana para que lo compruebe, simple rutina. Volveré entonces mañana a la misma hora.


España salió de la consulta a las 10 a.m. y se fue a la comisaría andando, disfrutando del aire fresco de la mañana y dándole vueltas al caso del que no dejaban de ocurrir cosas curiosas. Lo va a flipar Froi, se dijo. Paró a tomar un café y dos donuts en una cafetería, de la que salió a las 10:45 a.m. Debía darse prisa, pues había quedado con Froi en la comisaría a las 11 y todavía le quedaba un buen trecho. Eran las 11:20 y llegaba, jadeando, a la puerta de la comisaría. De pronto sonó el móvil.¿Numero restringido?, se preguntó. ¿Quién coño será?

- Ramiro, soy Luna – sollozó la prostutita
- ¿Luna? – preguntó confuso el inspector. Coño, ¿está llorando?
- Sí, soy yo, ven deprisa a casa, por favor – dijo Luna continuando con su llanto.

Ramiro salió pitado para la casa de la puta después de que le dijera su dirección, estaba muy cerca de la comisaría. Cuando llegó se sorprendió por ver la puerta entreabierta, sacó su pipa, que nunca había disparado y entró torpemente, a lo “Loca academia de policía”.

Luna estaba en el suelo, desangrándose, con una herida muy profunda de arma blanca en el vientre. Luna alcanzó a mirar al inspector con los ojos blancos y tras un titánico esfuerzo dijo... Gandía... para morir a continuación.

El rojo de la sangre de Luna que inundaba el suelo se metió en los ojos del inspector, que echaba fuego del color rojo sangre de prostituta muerta por la boca, hielo color blanco de ojos de prostituta muerta por los ojos y las termitas cebadas de su estómago empezaron a devorar. De repente se le apagó todo, el fuego, el hielo y las termitas y estalló en un llanto, abrazó al cadáver, llorándole, y estuvo abrazando a Luna hasta que se quedó fría.

Los viejos rockeros nunca mueren, se dijo, se incorporó, se limpió las lágrimas con la manga de la gabardina, sacó a pasear al cordero y se quedó con el lobo.

Gandía, la has cagado.

martes, septiembre 05, 2006

Resumen Regalos de la muerte

En esta semana estará listo el próximo capítulo de los regalos de la muerte, pero antes dejo un pequeño resumen de los sospechosos, anilizando las posibilidades de ser inocentes o no ;)

- Federico "Fede" Laviña

Prestamista de Javi Lagos y camello de Andrés Reyes. Ha dejado de ganar mucho dinero por haber perdido a sus dos mejores clientes: un jugador de baloncesto cocainómano que no reparaba en gastos a la hora de pillar coca y un jugador compulsivo que siempre pagaba (y muy bien) sus deudas y que acudía a Laviña por pelas. Lo tiene muy jodido, puesto que ha engañado a un inspector de policía y éste lo ha cazado, apenas tiene vía de escape, salvo que la prensa que anunciaba que no se televisaba el partido de basket estuviera equivocada y la cadena de televisión hubiese cambiado su programación a última hora. Cuenta, además, con otra carga... el inspector Caraballo lo odia y va a por él.

- Luna "la-mejor-puta-del-flowers" Valdivieso

Puta de oficio y amante a tiempo parcial de los dos asesinados. Actualmente está desaparecida y en busca y captura. Ha amenazado de muerte a Andrés Reyes porque éste ha contado su secreto (es seropositiva) a Javier Lagos. Ambos han podido ser asesinados por ella para silenciarlos y que su secreto no siga expandiéndose. Tiene a su favor que, según parece en lo que leemos en los capítulos en los que nos metemos en la cabeza del asesino y en el capítulo 1, el asesino es un hombre. Además tiene otra ventaja más, el inspector España se ha enamorado de ella.

- Julio "chuloputas" Gandía

Otro que la ha cagado. Ha mentido a un inspector de policía. Según nos cuenta Luna, tanto Andrés como Javi como el propio Gandía están enamorados de Luna. Puede tener como móvil el quitarse del medio a dos competidores por el amor de Luna, amor que según los efectos producidos en Ramiro España es enfermizo y puede llegar a esos extremos.

- Eduardo "el doctor" Villaescusa

El personaje más complejo y, a priori, el máximo candidato a ser el asesino por varios motivos.

1) La voz: Ramiro España describe una voz muy peculiar, al igual que Javi Lagos en el capítulo I.

2) En el capítulo 3 el asesino dice que "ha curado" a los asesinados, al igual que le confiesa, en el capítulo 13, al inspector España.

3) Nada más que por el nombre tiene que ser el asesino :p.

4) Todo confluye hasta él.

Pero, hay varios hechos que indica que es inocente:

1) Tiene una coartada muy fuerte: Unos billetes de avión que indica que está fuera del país (es muy difícil falsificarlos)

2) Según el capítulo en el que el asesino abre la puerta a quien lo visita, éste parece sorprendido, como no esperando la visita. Incluso abre la puerta porque así se lo indica su curiosidad. En el capítulo 13 vemos que la visita es concertada, habían quedado el día anterior.

Nos vemos pronto!!