viernes, febrero 26, 2010

Lost 6x04: The Substitute





John Locke es la clave de esta isla maldita, es el mapa de ruta y la guía Michelín cuando estás perdido en carreteras secundarias. John Locke, insisto, es el ancla y la constante de la isla. Es el favorito de la isla. El candidato mejor colocado. John Locke tiene la esencia que nadie tiene, la relación estrecha con la isla que nadie tiene. Tiene la mirada del tigre cobarde y el corazón de hojalata. Tiene el abrazo íntimo de la isla. John Locke es el favorito porque John Locke tiene miedo y el miedo, amigos, te hace cometer locuras. Justo las locuras que necesita esta isla con alma. Es el favorito porque siente, cree, se comunica con la isla a niveles muy distintos y superiores del resto de candidatos, porque esta isla con alma le ha cedido su columna vertebral a John Locke.

Si tienes miedo es que tienes esperanza, que algo te importa. Parece como que al resto de candidatos ya no les importa nada, que todo está muy lejano. Pero no ocurre así con John Locke, que tiene el compromiso convexo con todo aquello que le rodea.

John Locke es el candidato que está en pole position, pero hay un pequeño problema, un ligero inconveniete: John Locke está muerto desde el último capítulo de la tercera temporada. En su lugar, con su cara y con su planta, corretea un Dark John Locke con el cuerpo de John Locke por la isla, que ha cambiado los miedos de John Locke por terribles seguridades. Pero, maldita sea, ¿qué significa estar muerto en esta isla? No significa nada.

Pero, ah, a nuestra entrañable isla a la que con tantas fuerzas intenta proteger Jacob (¡que también está muerto!) lo que menos le importa es un cuerpo, un cascarón vacío. La isla se queda con la esencia, con el carácter y con el temperamento.

¿Sabes? Creo que John Locke va a volver, creo que John Locke no ha muerto (quizá sólo su cuerpo) porque nadie le dice a John Locke qué no puede hacer. Ni después de muerto.

sábado, febrero 20, 2010

Ultimatum Spiderman: Réquiem


Con Ultimatum Spiderman Réquiem se cierra el cruce del arácnido ultimizado con la nefasta saga Ultimatum. Y se cierra esta saga con un número brillante, redondo y desgarrador. Este número basado en lo cotidiano, en lo cercano, dejando a un lado los superpoderes y sacando a relucir muchas de las mejores armas del héroe arácnido. Su mayor poder es su responsabilidad, interpreto en este número. Sus puños son sólo los puntos y las comas de las frases que forma con su responsabilidad, con su compromiso a su eterna deuda pendiente con su tío Ben. Spiderman es el héroe del pueblo, de los que vamos en autobús y en metro, de los que se parte la cara con un carterista y con Galactus. Contamos con sus nudillos y con sus mejillas. Y con su aliento. Y con sus redes. Spiderman ha muerto, al menos eso dice la CNN, y el brillante giro de esta muerte acaba con J. Jonah Jameson escribiendo la necrológica del alter ego de Peter Parker. La cara de espanto del editor que consigue plasmar el dibujante es la misma cara de espanto que hubiese puesto yo si tuviese que realizar la tarea de Jonah.
Ultimatum Spiderman: Réquiem no es cualquier otra historia de Spiderman. Es una historia de su red y su influencia. De su marcada influencia al mundo. Es también la historia de un desolado Jonah, de sus temores y demonios que lo asolan, que lo desalan y descolocan, es la historia de un hombre que descubre su propio autoengaño, que descubre que se creía veraz y sólo era un diente más de un engranaje lucrativo. Descubre que no ha sido fiel ni a sí mismo ni a su oficio. Que nada por lo que luchaba era digno de lucha. Descubre que su mujer y su familia ha muerto, pero el golpe más duro que recibe es que se descubre vacío, sin espíritu. Se descubre pelele. Y se desprecia. Una gran ventana le muestra lo mísero de su anterior vida. No tiene familia y no se tiene a sí mismo, pero recibe una posibilidad de desquitarse de sí mismo, se le aparece la oportunidad de escribir un artículo más sobre Spiderman. Esta vez sincero. Hablando de lo heroico de Spiderman. Hablando de sus errores y sus miedos.
Porque el miedo, querido lector, aparece en más de una página de este gran cómic, aparece en los rostros y en las viñetas, en los bocadillos y en los gestos. El miedo a lo no conocido, a lo no entendido. El miedo sin respeto a la desolación, a la enorme soledad que nos abofetea. El miedo a quedar en manos de la nada, de quedar a los pies de unos caballos locos y desenfrenados.
También esta historia es la historia resumen de Hulk, de sus miedos y sus errores. De quién es Hulk y por qué es Hulk. Del precio a pagar por su error, cosa de la que sabe mucho Spiderman. Del miedo a sí mismo y a la bestia. Del miedo, de nuevo, a la perpetua soledad que se le agarra como una lapa.
Ultimatum Spiderman: Réquiem es el fin de una etapa y el comienzo de una nueva que nace con cierta esperanza tanto para los personajes que quedan vivos en el universo Ultimate como para los lectores que presenciamos aturdidos esa inefable historia sin sentido llamada Ultimatum. Quizá sea, eso espero, la reacción adecuada a la acción Ultimatum.
Nace un nuevo horizonte con un nuevo sol. Y aquí lo espero, con cierta esperanza y con el rostro del capitán América mirando a Iron man en la última página de este último cómic.

lunes, febrero 08, 2010

Perdidos. 6x01


Se nos acaba perdidos. Nos enfrentamos a la última temporada de la, para mí y para muchos, mejor serie de la historia de la televisión. Nos enfrentamos esta vez al último primer capítulo de una temporada. Que por ser la última nos la dan con el doble de duración. Se acaba el ancla de las series, la constante de cualquiera de nosotros que esté leyendo esto. Se acaba, y como el tiempo, no sabemos qué hacer para remediarlo, para impedirlo. Pistoletazo de salida del fin de la serie. Y la bala del pistoletazo, aunque de fogueo, va directa a nosotros.

El tiempo (y no me refiero al atmosférico) es uno de los conceptos abstractos más complejos. Eso de que no tenga inicio ni fin, que no se detenga y que no se sepa cómo ir atrás en él o adelante pero muy rápido no es fácil de entender. No lo entiende cualquiera, quizá Einstein tampoco lo consiguió. Perdidos, ya en su sexta temporada, topa de frente con este concepto que no queda claro para muchas mentes. Perdidos plantea preguntas, cuestiones metafísicas, relacionadas con un tiempo que no entendemos. Va más allá del ¿dónde estamos, cuándo estamos?

Si el tiempo es una línea, ¿hay más líneas temporales? ¿Paralelas o secantes? El tiempo es el puto puño que te golpea una y otra vez cuando fallas en tus decisiones, cuando lo que eliges no es lo adecuado. Jack eligió detonar la bomba y explotó una escotilla y una línea temporal que saltaba de un punto a otro como una bola-loca. Y ha explotado el último suspiro de Juliet, que no es la princesa de Dartacán pero sí de Sawyer.

Jack hizo explotar la bomba e hizo saltar por los aires toda una línea temporal creando otra donde todo parece apagado y vacío, como si no tuviera que estar allí. Se crea una línea que, a priori, parecería mejor pues no se estrella un avión. Pero John Lock está secuestrado en una silla y Charlie está prisionero de la heroína que es peor que estar en una isla perdida pero libre de ataduras. Se crea una nueva línea temporal de solitarios y perdedores. Solos y derrotados, porque ya no tienen una vida por la que luchar ni una esperanza que defender con las manos llenas de pasión.

Quizá la isla es lo mejor que le haya pasado a la mayoría de pasajeros del vuelo 815. Quizá perdidos es la mejor serie que nos haya pasado a nosotros, que tripulamos este jodido y gran viaje. A mí, al menos, se me pone la piel de gallina cuando escucho Previously on Lost.

J.J. Abramhs se ha convertido en el hombre más buscado del mundo, por tener en su mano la única llave del cofre que todos queremos explotar con una bomba para ver qué hay dentro.