martes, abril 08, 2008

La suite de Manolete



La suite de Manolete es un libro con muchos libros dentro, es una historia compuesta de muchas historias. Es un conjunto de líneas llenas de entrelíneas, algunas de ellas escritas por el autor y otras por el lector. La suite de Manolete es un libro que cuenta las historias de varios hombres acompañados de la soledad, pero no de una soledad romántica o poética sino de una soledad moderna, una soledad que es un mal nuevo y que no se cura con la compañía de otras personas.

La suite de Manolete es un perfecto cruce de historias que entremezclan historias reales con historias ficticias por medio de las geniales líneas que escribe Joaquín Pérez Azaústre y las sutiles entrelíneas que aporta el lector. Es la historia de Bruno Díaz, un nombre que ocupa menos de una línea pero más de una entrelínea, un hombre enfermo de esta soledad moderna. Bruno recibe la llamada de un amigo de siempre, Jon Garcés, pero que no sabe de él desde hace unos años, en esa llamada hablan de sueños y alegrías antiguas, y esperanzas nuevas. Y, al poco, antes de que puedan verse, recibe la mala noticia del suicidio de Jon. Bruno descubre que Jon estaba escribiendo en sus últimos días de vida una biografía del diestro Manolete y, desenmarañando un hilo que llega hasta Córdoba (de mi alma), descubre que nada es lo que parece. En este proceso, Bruno va fusionándose con el desaparecido Jon, mimetizándose con él, pero a fuego lento, despacio, siguiendo sus pisadas y repitiendo sus gestos metiéndose en su piel y en sus costumbres por medio de una cazadora, unas gafas o unos cigarrillos.

La suite de Manolete nos cuenta la historia de lo que es el poder y de lo que es parecer poderoso. Es la historia de un hombre que se cree poderoso, Carlos Colomer y un hombre que es poderoso, Manolote. Colomer también tiende a mimetizar, en este caso a Manolete. Pero lo imita mal, rápido, quedándose en una superficie muy fina aunque sea de muchos quilates, se queda en lo superfluo sin sospechar siquiera que hay una raíz, sin imaginar si quiera que Manolete tenía muchos puntos de apoyo para mover el mundo. Colomer imitó solo lo fácil y ya se creía poderoso. Se creía poderoso porque dominaba a los medios y al público, porque con su látigo conseguía que se obedecieran órdenes. Pero era un hombre terriblemente solo a pesar de su poder mediático, era un hombre marcado por las obsesiones y los miedos tapados por las máscaras más grandes y vistosas, máscaras que también ocultaban sus debilidades, pero que estaban ahí.

La suite de Manolete también es un grato recuerdo de historias verdaderas, de José García Nieto y de Juana García Noreña y, por supuesto, es la deliciosa biografía de Manolete, perfectamente documentada y escrita con las palabras mejor elegidas y el acento cordobés de Joaquín.

La suite de Manolete es la historia de varios hombres y sus soledades, ninguna romántica y todas vistiendo de negro, como Spiderman. Porque estas soledades con las que empapa el autor a los personajes no son un estado de ánimo, ni siquiera un estado físico, es una forma de vida, tan negra como la cara oculta de la luna o como la novela negra que encierra en sus páginas.