martes, junio 29, 2010

Jaque Mate.

Te llamas Sergio y limpias con la toalla el vaho acumulado de tu espejo empañado después de la ducha caliente que te acabas de dar. Te das un buen afeitado y, como siempre, te cortas en la papada y en la comisura de los labios. Te pones trocitos de papel higiénico en los cortes como método improvisado y pobre para dejar de sangrar. Subes la persiana de tu habitación que da a tu jardín, el sol planea un día estupendo y las nubes son pocas y muy blancas. Abres la ventana y respiras profundo el aroma suave y reparador que desprenden las flores de tu jardín cada día. Silbas de forma ridícula a los gorriones que retozan en el aire y vuelan dibujando tirabuzones imposibles. Ves de nuevo la puerta de la verja de tu jardín rota y, como cada mañana, te recuerdas que debes arreglarla cuanto antes. Gazapo te ve y salta desde el jardín hacia ti. Acaricias a tu gato y le hablas y le preguntas cómo está sin esperar respuesta. Pones agua y leche a Gazapo y tú te sirves tu medio litro de café solo sin azúcar y tus dos tostadas de pan bimbo con mantequilla y mermelada, como cada día. Aún tienes el amargor del café en el paladar y la cafeína increpando ligeramente a tu sistema nervioso cuando sales de casa.


Me llamo Ángel y me levanto, como cada mañana, cansado y con el cuerpo dolorido, con las alas y el alma despeinadas. Enciendo una luz áspera que me araña los ojos con zarpas oxidadas de león. Voy al baño, hoy tampoco necesito una ducha pero sí vomitar un poco de bilis, como cada día. Tomo un desayuno breve, mínimo, como el de todos los días, que consiste en un terrón de azúcar que apenas calma el rugir de truenos que tengo en el estómago. En un rato tengo partida con Lucio, hoy nos lo jugamos al ajedrez, quizá debería tomar un terrón extra. Después de sopesarlo y llegar a la conclusión que la glucosa hará bien a mi cerebro y mi cerebro me ayudará en el ajedrez, tomo otro terrón… desayuno doble, viva la Pepa. Odio el ajedrez, pero elegía Lucio y está claro que no iba a elegir mi especialidad: los dados. Me lavo con cuidado la cabeza, que me duele como mil batallas. Mis heridas, aunque curan con velocidad de guepardo, aún siguen abiertas por la lucha que mantuve ayer con Lucio. Es duro de roer, el cabrón, pero hoy le volveré a ganar, tengo que volver a hacerlo. El sabor dulce del extra de azúcar aún juguetea entre mi boca y mis dientes cuando salgo de casa.


Se llama Lucio y se levanta, como cada día, con una terrible tos. Se acerca al lavabo y una bomba de sangre que sale de su boca explota contra el cristal. Lo limpia con una toalla sucia mientras por la comisura de la boca aún le cuelgan recios hilos de sangre mezclada con bilis y saliva. Sin hablar, apoya sus manos en los bordes del lavabo mientras da arcadas procedentes del infierno e insultos en forma de sonidos guturales incomprensibles. Se da una ducha y parece otro, se afeita sin cortarse, se echa su colonia y su gomina y se pone su ropa más elegante y su reloj más caro y se toma su dosis de cimetidina. Tiene una nueva cita con Ángel para jugárselo al ajedrez y, de perder, quiere hacerlo de la forma más elegante. Se enciende su, como él mismo llama, primer y mejor pitillo del día. Aún tiene el viscoso sabor de sangre y bilis en su boca pero lo mata a base de bombas de humo de su pitillo. Da unas caladas tan profundas a su primer y mejor pitillo que casi puede masticar el humo. Se cepilla los dientes y se prepara su típico desayuno: zumo de naranja recién exprimido, un tazón de leche con miel y una tostada de mantequilla y jamón de york. Se vuelve a cepillar los dientes y a enjuagarse la boca con Listerine con fluor. El sabor a medicamento aún ruge en su boca cuando sale de casa para encontrarse con Ángel en su partida de ajedrez.


Te llamas Sergio y, como siempre, sales de casa con dos euros en un bolsillo y las llaves de tu casa en el otro. Das los buenos días a los vecinos que te encuentras y hablas del último fichaje del Real Madrid con el quiosquero. Le compras el AS y te despides del él. Te acercas a la panadería de Berta y compras una tierna barra de pan. Berta te la sigue poniendo dura como una piedra. Fantaseas mil posturas pero apenas le dices nada, salvo los buenos días o las gracias después de pagarle el pan. Sales pitando de la panadería porque tienes unas ganas locas de llegar a casa para cascártela. Vas rápido para casa, pero el hombre que tienes detrás aún va más rápido. Cuando no hay nadie, este hombre te arrastra hasta un callejón y con una navaja fría y dura te amenaza. Te dice que le des la pasta. Le dices que sólo tienes pan y fútbol señalándole la barra y el AS con toco jocoso. El tipo ha tenido un mal día y, al pensar que te estabas burlando de él, te mete un temeroso navajazo. El tipo, que ha tenido un mal día, se asusta y se pone nervioso y huye dejándote con tu pan rebozado por la arena del callejón y tu fútbol doblado y manchado con tu sangre, que cae caliente y a ritmo de procesión sobre el periódico. Te arrastras como puedes a casa sin cruzarte con nadie y te parece curioso, pues hacía unos minutos había mucha gente por la calle.


Me llamo Ángel y, como siempre, llego primero a la cita. Apenas he desayunado y una manada hambrienta de termitas en forma de úlcera me devora de lacerantes mordiscos mi maltrecho estómago. Pongo las piezas del ajedrez y, como he llegado primero, considero justo ser las blancas. Me siento y medito la jugada. Entonces llega Lucio, impecable y sonriente como siempre. Joder, si tuviera que cargar con mi estómago y con mis hijos no vendría así. No dice nada, sólo mira fijamente al tablero. Se sienta en la silla con el respaldo en su pecho y apoya sus brazos cruzados en el borde del respaldo. Me dice que abra, y calla. Hago la apertura del peón del rey. Él me hace lo mismo. Le saco el caballo del rey amenazando a su peón. Él protege a su peón sacando el caballo de la dama. Saco el alfil del rey y amenazo a su caballo. Esto pinta a una apertura Ruy López, como la partida anterior que ya le gané... me gusta. Debo estar atento. Pero no lo estoy y me quedo pronto sin caballos y anula a mis alfiles. Me vence. Jaque mate. Se vuelve loco, se levanta y tira con fuerza canina la silla contra la nada. Me grita y me pregunta a cuál de mis hijos eligirá.


Se llama Lucio y, como siempre, se fuma lentamente un pitillo de camino a su partida con Ángel. Aunque cree que puede perder está tranquilo y confiado, ya ha jugado muchas veces con Ángel al ajedrez, perdiéndolas todas, y una más no importa. Le ha estado estudiando para ofrecerle un jaque mate limpio y sin fisuras. Recuerda de su última partida que jugaron, en la que se produjo una apertura Ruy López, que descuidó sus caballos. No quiso matárselos aquella vez, por estudiar a su rival, pero esta vez no tendría compasión. Llega al lugar donde han quedado para jugar la partida y allí está Ángel, que sus ojeras de vórtice y sus ojos inyectados en petróleo. Lucio se compadece de él y se siente afortunado por no tener su aspecto y le hace sentirse bien tener sólo esa molesta úlcera que calla a base de cimetidina. Le prepara la trampa y cae en ella como un cervatillo. Gana por fin a Ángel. Se levanta y grita eufórico. Se deja llevar y hace volar la silla en la que se sentaba hacia ninguna parte. Le dices que se joda y le preguntas con ira a cuál de sus hijos eligirá.


Te llamas Sergio y caes derrotado en el zaguán de tu casa. Gazapo se acerca a ti y te hace cosquillas lamiéndote la herida que bombea sangra a bocanadas. Mueres abrazado a tu gato.


Me llamo Ángel y Lucio elige a Sergio, oh, Dios, Sergio... Soy el ángel de la guarda de un millón trescientas dos mil doce personas, en este instante de un millón trescientas dos mil once personas a la espera de saber si el jefe me asigna a alguien más. Estoy cansado de tanta batalla por las vidas de estas personas, pero son mis hijos y no puedo desfallecer, debo seguir adelante luchando por el resto a sabiendas de que más tarde o más temprano Lucio, ese maldito Lucifer, volverá a vencerme al ajedrez, las cartas o los dados y a arrebatarme a otro de mis hijos.


Se llama Lucio, aunque casi toda la gente lo conoce como Lucifer y disfruta arráncandole a Ángel a sus hijos como si fueran alas de mariposa o pétalos de margarita. Me quiere, no me quiere, JAJAJAJA. Elige a Sergio.

martes, junio 22, 2010

Tiempo de amar

Las agujas del reloj,
crueles,
se clavan en mis venas,
compasivas,
inyectándome la heroína del tiempo.

Las arenas del reloj,
constantes,
se acumulan en mis hombros,
piadosos,
enterrándome grano a grano.

El avance del reloj,
macabro,
no deja atrás mis dudas,
perpetuas,
que me persiguen con afán de luna.

Pero estás tú ahí,
amor,
arropándome con tus manos,
precisas,
que dan cuerda a este reloj,
pausado,
y que limpias el polvo,
acumulado,
en mis hombros y en mi risa.

Pero ahí estás tú,
canción,
templando al tiempo,
eterno,
y dando calma a este alma,
perdida,
en los laberintos de la prisa,
traidora,
de los días rojos del cajón.

Y pasan los días, y los años, y las horas
pero tú me acompañas,
naufragando,
por los oleajes terribles y benditos
del mar de vida que me empapas.

Te quiero,
y ya no hay tiempo que borre eso,
mi amor,
y ya no hay agujas que corten eso,
pasión,
y ya no hay arena que cubra eso,
mi sol,
ni luna que nos eclipse.

Es tiempo de amar.

viernes, junio 18, 2010

La blancura de la ballena.





Rodolfo Serrano nos embarca en el Pequod con este libro de poemas navegando con unas poesías en pleamar, al límite superior de lo hermoso y lo espléndido. Serrano nos propone una poesía a pie de calle y a pie de alma, una poesía que ronda los bordes de los precipicios donde el autor no sólo se ha acostumbrado a ello sino que se mueve con soltura y lo disfruta. La poesía de Serrano es la batalla diaria de Moby-Dick contra Ahab, la bestia contra el capitan. Es un juego de espejos y sentimientos, de reflejos tenues de una vida contra una vida. De una vida cargada de la pasión de lo cotidiano y lo especial, de una vida de amores locos y aventuras desenfrenadas en pos de la sábana y el vino. La poesía de Serrano busca incansable las rosas y la oscuridad perversa de un mundo que nadie vive como él lo vive y que nadie parece entenderlo, también es una búsqueda de lo imposible y lo probable, de no cerrar puertas ni heridas y aún menos las que ya están abiertas. La poesía de Serrano es una herida abierta que te duele, pero el dolor es el mejor indicativo de que estás vivo y de que sientes, también es una puerta abierta de par en par a los pasajes más profundos de un alma a pie de calle. La poesía de Serrano es una biografía de una vida intensa y constante, de serpenteos, de pleamares y bajamares oscilatorios influenciados por una luna que ronda por su cabeza, que le afecta y le deprime y que le ilusiona y lo llena de vida. Es un manojo de poemas hilados con mano maestra y espíritu pleno, es un grito a pie de página derramado en un trozo de papel que nos recuerda que las mandíbulas voraces de una vida te devoran hasta el tuétano pero que también te besan y te acarician. La poesía de Serrano está a pie de calle y a pie de alma porque relata con crudeza de abismo los nombres y muecas de una vida plena, es un destello que aspira a relámpago estruendoso de los momentos y los contactos, es el soplo resumido de cada sorbo que te ofrece una vida.

La poesía de Serrano es una ballena blanca que campa por los mares blancos del papel y que deberías ir ahora mismo a cazar.

lunes, junio 14, 2010

Kick ass



Me dijeron que había perdido la magia, que la punta de su lápiz se había roto dibujando en un folio en blanco que se le hacía eterno. Me dijeron que su genialidad se había perdido entre tantos trazos de héroes y villanos que lleva dibujados. Oí que estaba acabado, que había perdido la frescura y el talento se había jubilado de tanto usarse. Leí que que dibujaba cabezas como melones o como bolas de billar. Me contaron que está de capa caída, que su mano ya no porta la maestría diestra de su padre, me contaron que su velocidad vertiginosa dibujando se había esfumado, que habían condenado a cadena perpetua su inspiración. Me convencieron de que sus trazos en este cómic eran descuidados, que eran caminos hasta su perdición, que sus dibujos en Kick-ass eran breves paisajes de lo que una vez había sido. Quizá se ha hecho viejo y cansado, quizá haya vendido su alma a Mefisto a cambio de algo. Me dijeron todo esto y lo peor es que me lo creí. Así que cogí con miedo el cómic Kick-ass, con miedo de ver caído un mito. Ver caído un apellido tan íntimamente relacionado con mis cómics. Tenía miedo porque podía empezar la decadencia inevitable del genio, del mejor.

Así que, con mis miedos, abro el cómic y lo leo. Y viendo el splash page (ver imagen de arriba) del protagonista del cómic sentado en la cama y derrotado me doy cuenta de que todo lo que me habían dicho, contado no era cierto. Todo lo que había oído y leído al respecto de John Romita no era cierto. Esa imagen, sólo esa imagen, te transmite y te hace un resumen de todo el cómic. Sin textos ni guión. La genialidad de Romita sigue intacta en cada página, su trazo poderoso te atraviesa y te perfila. Te hace sentir. Te hace creer. Quizá las cabezas no sean su fuerte y las dibuje como si fueran melones o bolas de billar, pero eso es porque John Romita dibuja a gente que tiene cabeza de melón o cabeza de bola de billar. Simplemente por eso. Su lápiz sigue siendo una varita mágica de donde aparecen los dibujos que quedan plasmados en el cómic.

Y para rematar, al final del cómic, hay unos bocetos de su dibuja a lápiz sin adonar con tinta ni color. Compáralos con los bocetos de cualquier otro autor que dibuje con la periodicidad de Romita y entonces dime que ha perdido la magia.

Romita es el mejor.

En cuanto al cómic, genial: original, trepidante y la lectura de sus más de 200 páginas en un pispás.

jueves, junio 10, 2010

Indestructible Nadal





Me han publicado una nueva columna en la sección de Cartas al director del diario deportivo AS. La columna es en relación al quinto Roland Garros ganado por el mallorquín.

martes, junio 08, 2010

Fantasy Books and Comics





Una de las puertas que yo más cruzaba al mundo de la fantasía, los superhéroes y la dominación del mundo por parte de los villanos está a punto de cerrarse. Esta maldita crisis producto de avaricias y especulaciones ha castigado con su demoledor puño a una tienda de cómics más hasta hacer hincar su rodilla: Fantasy Books and Comics. Uno de mis puntos de encuentro favorito con los cómics y los libros más evocadores cierra sus puertas el día 20 de junio. La verdad es que cuando cierran tiendas emblemáticas para mí como esta me produce mucha pena y tristeza, ya me pasó cuando cerró la librería Anaquel de Córdoba o el Madrid Rock.

Tenía una cita mensual como mínimo en Fantasy Books and Comics para adquirir las novedades del noveno arte o para comprar alguna P.O.M. que no pudiese faltar en mis estanterías. Era un gusto acudir a esta tienda y no sólo por el placer único que me produce comprar cómics o por el descuento sino por el trato cercano y amable tanto de Eladio como de Nati, siempre dispuestos a ayudarte a encontrar los cómics que te faltan o a tener alguna conversación friki contigo. Al menos queda una pequeña rendija a este mundo fantástico: Fantasy Books and Comics seguirá vendiendo cómics pero sólo a través de Internet.

Hasta el día 20 tienes una oportunidad de volver a la tienda o de conocerla y de adquirir alguno de sus cómics, figuras, libros u otro de sus productos y beneficiarte con un descuento del 20% además de ayudar a Eladio a quitarse stock.

¡Be friki, my friend!

La dirección de la librería es:

Fantasy Books and Comics
C/ Divino Pastor, 30.
Madrid.

martes, junio 01, 2010

Ella y él

Él le pone la mano suavemente en la cara y el pulgar en los labios, el rojo fresa sumidero de sus besos.
Ella se deja llevar y se acomoda a sus formas.
Él le acaricia el pelo, oscura enredadera que se funde con sus dedos.
Ella le abraza, fundiéndose con él en un único ser de amor.
Él cubre con sus manos su piel, más suave que el océano Pacífico.
Ella se abre en canal para regalarle su alma.
Él le dice que le gustan sus ojos selváticos de primavera.
Ella que le gusta el color del atardecer atrapado en sus ojos.
Él le cuenta una historia que sirva de ancla.
Ella escucha con la dulzura imposible de la miel.
Él se refugia en su orilla.
Ella nada todos los mares a contraviento por encontrarlo.
Él le dice que la quiere hoy más.
Ella le dice que lo quiere hoy más.
Él la mira con mirada expectante.
Ella le abraza más fuerte y le susurra tibias palabras de amor.
Él la mira con mirada libre y amorosa esta vez.
Ella se entrega.
Él se entrega.
Ella es el torbellino, la tormenta y la marea.
Él es el remanso oasis de tranquilidad.
Ella es la pasión desbordante que galopa por sus espaldas.
Él mide la pasión y la contiene.
Ella es el mar batiendo con fuerzas sus olas.
Él es la orilla después de la tempestad.
Ella es el mundo dando todas las vueltas.
Él es las cuatro estaciones de ese mundo.
Ella le mira con ojos cansados de mil batallas.
Él comparte con ella sus nuevas vivencias.
Ella despide la monotonía y expulsa a la rutina.
Él respira de ella.
Ella respira de él.
Él es el miedo a las cosas difíciles.
Ella las ganas de sueños y besos.
Él es la calma de una tregua de guerras.
Ella es la espada que lucha por mí.
Él es la ausencia de males y frentes.
Ella la palabra que suena en su boca.
Él es la fuente de escarcha de besos.
Ella es el rojo de toda pasión.
Él es el azul de truenos y gestos.
Ella el telón que no quiere cerrar.
Él es la falta de más sinsentidos.
Ella el frescor de mañana de azahar.
Él el refugio de mares y puertos.
Ella el temblor de presentes sin fin.
Él la esperanza de un nuevo universo.
Ella la voz de volver a empezar.
Él el destino de todos sus besos.
Ella el afán por vivir mucho más.
Él es el reflejo de ella en silencio.
Ella la flor a punto de brotar.
Son el tesón del por siempre jamás.
Él se llama Salva... ella Elvira.

Y los dos encajan con vertiginosa exactitud.