sábado, agosto 20, 2011

Daredevil: Tierra de sombras




Daredevil se ha construido su propia torre de naipes en su propia cocina del infierno. Parecería que una torre de naipes podría derribarla el lobo de un soplido. Pero es que... él es el lobo. Ha metido la pata con la mano (ya saben, el grupo ninja). Ha desandado con las manos (ya saben, las que forman parte del brazo) lo que debería caminar con los pies. Daredevil es el lobo, el diablo que hace de su infierno una cocina para cocer a fuego lento todo lo que le rodea. Como diría una amigo: que no se entere la mano izquierda lo que hace la mano derecha. Y Daredevil las ha juntado, se ha frotado las manos mientras la mano operaba a las órdenes del lobo, de la bestia, del diablo negro del alma negra embutida en el traje negro de Daredevil. Daredevil es mano en esta partida de cartas, con las que se ha construido un castillo al que temen incluso sus mejores amigos. Ha construido un castillo de naipes al que nadie tose y a cuya sombra se arrima Kingpin. Siempre es Kingpin, porque Tierra de Sombras es un mar de luz para el mafioso gordo. Un as en la manga de una mano amputada. Es echar una mano al mafioso.

Mientras, los amigos de Matt se echan las manos a la cabeza y les cuesta arrancar y ponerse manos a la obra cual leñadores para tumbar al lobo, al diablo, a la bestia... al que todo esto se le ha ido de las manos.