lunes, marzo 28, 2011

Un soplo

Hay un soplo de sur
en mi estela de norte
donde trazo futuro
de pasado asustado

No hay veleta sin ti
No hay temor si me amas

Hay un soplo de voz
en mi hueco silencio
donde muere el olvido
de mejores recuerdos

No hay canción sin tu boca
No hay calor sin tu cama

Hay un soplo de luz
de mi vela invencible
donde explota huracán
y mi llama aún resiste
que se apaga si callas

No hay razón sin tus manos
cuenco capaz de mi alma

Hay un soplo sin fin
que alborota mis alas
todavía pobladas
de mi tinta y tu sangre
hiela a ratos
hierve canalla

No hay pasión sin tu tez
No hay sabor sin tus ganas

Hay un soplo de amor
en cada una de tus miradas
No ha razón sin tus besos
en cada espacio de mi piel

Tu sal, mi voz
Tu azúcar, mi llama
Tu risa sin prisa
es un mar de palabras
donde bañarme a diario
en tu orilla desatada

Hay amor, y es este mío
que palpita sin pausa
en la candela perenne
que ardes en mi espalda

No hay lugar
ni gesto
ni aura
que se prenda
sin ti

sin ti.

viernes, marzo 18, 2011

Venganza

El auricular del teléfono de una cabina cuelga y se balancea con tétrico ritmo, como si fuese un ahorcado ya muerto. Tu brazo luxado juega a hacer un péndulo muy doloroso. Hay un neón que chirría un susurro eléctrico, como pidiendo ayuda. Tus dientes también chirrían, aunque no hay nadie a quien pedir ayuda, todo el mundo está como tú. Sigues adelante.

Las princesas se marchitan y ya nadie las saca a bailar, malviven por las calles y deambulan sin futuro ni destino. Tú tampoco tienes destino (sonríes amargamente porque no sabrías cómo traducir esta palabra al inglés, si como destination o como fate). El asfalto de la calle se levanta y las aceras se hunden, como si tuviesen una urticaria galopante. Tu piel castigada por el sol y por la arena se vuelve tan roja como tus ojos inyectados en sangre.

Tu ciudad se desmorona y tú con ella. Tal vez tu mundo se esté desmoronando. Te preguntas qué cojones está pasando.

Sale humo de casi todos los edificios y pus de casi todas tus heridas. Aúllan locas y descontroladas las alarmas de todos los bancos, que ahogan las voces y gritos de la gente que realmente necesita ayuda, que avisan a nadie que pueden que estén intentando robar su inútil dinero. Su nada.

Una alcantarilla se está tragando la sangre de un perro muerto y decapitado. La marquesina de la parada de un autobús ha aplastado a alguien que esperaba un bus que nunca ha llegado. Un avión se desploma y un tranvía descarrila. Se hinchan tus dedos, seguramente estén rotos.

Sopla un viento frío que hace mover una puerta sujeta de una sola bisagra, ruge como un tigre malherido. Tus dientes bailan reggeton en tu boca. Hay un coche parado en el arcén con las luces de emergencia puestas. El tictac ronco del único intermitente que funciona apenas no captas. Tus tímpanos son la piel de un tambor muy viejo y usado.

Una luz nace al fondo que te ciega. Tus pupilas se convierten en tu iris y, cuando menguan, consigues leer: “POR LA VENGANZA DE AURORA”.

Mueres sin tener ni puta idea de qué coño está pasando.

martes, marzo 08, 2011

Las Ollerías



Hay una avenida en Córdoba que vertebra una ciudad y un poemario. Esta avenida se llama Ollerías y da título al nuevo libro de Joaquín Pérez Azaústre, un libro vestido y premiado con la elegancia de Loewe, y que presenta el miércoles 9 de marzo a las 21:30 en el libertad 8, ese templo de acordes y versos.

Joaquín presenta su nuevo libro de poemas, que es un pulso tenaz de un pasado que se empeña en volver y en derrotarnos. Es un debate íntimo expresado en verso entre los titubeos eternos y las seguridades más férreas. Entre el ancla y el triple salto mortal sin red. Una pasión de temores, heridas y alegrías plasmadas a trigo limpio en unas páginas irrepetibles. Un tiento a lo intangible, un darle forma con éxito a lo etéreo.

La poesía de Joaquín en Las Ollerías roza el vértigo de los bordes y los límites, una poesía que palpita los agujeros negros de tu alma, que te acerca un poco más al precipicio que te devuelve la mirada y te devora. Es un recorrido audaz de las latitudes de la poesía y las longitudes de toda mirada, una marca suave y plástica que se adhiere a tu boca al recitar. Como si tus labios siempre hubieran hablado estos poemas, como si al leerlos expresaras lo que sientes y padeces.

Joaquín presenta su nuevo libro, que es una nueva genialidad, que abre las puertas fértiles de la poesía a una dimensión quizá desconocida aún por muchos.

Si faltas a la cita del miércoles, el resto de tu vida sentirás que algo te falta. Quizá un suspiro, quizá la magia.