lunes, junio 09, 2008

Spiderman: Un día más.




El diablo es como la banca, siempre gana. Pactar con el diablo es apostar todo tu dinero al rojo en una ruleta que solo tiene números negros. Porque nadie sabe más que el diablo. Porque nadie ha tenido tantas experiencias vividas como el diablo. La muerte no pacta. El diablo sí. El diablo te enseña cartas cargadas de magias, te muestra caminos que se salen de lo natural. Caminos con peaje. Peaje con intereses de usurero. El diablo conoce cada rincón de tu casa y de tu alma, conoce la llama que te da fuerza y conoce tus debilidades, tus miedos y tus traumas. El diablo conoce tus heridas y hurga en ellas con su dedo de azufre mientras te pregunta que si te duele. El diablo sabe siempre de qué pie cojeas y no quiere tu alma. Ya no la quiere. Ya quiere cosas mejores. Cosas naturales y únicas y no repetidas e insípidas almas cargadas de tormento. El diablo ha aprendido a apreciar lo bello, lo auténtico y lo original. El diablo le da la vuelta a las medias mentiras y las convierte en medias verdades, aunque tú y yo sabemos que no es lo mismo. El diablo tienta tu presente mostrándote tu pasado y tus posibles futuros, hace que cualquier destello de luz aspire a relámpago. Y nos lo creemos. Y el diablo nos convence para que le demos nuestro tesoro por otro futuro y otra realidad. Nuestro tesoro por un sobre sorpresa. El diablo respira tu aire y tú respiras su carbono, su azufre y su sulfato amónico. Y juega contigo. Y te gana. Y te afecta y te deprime. Y te compra a precio de saldo. Y te vende a precio de oro. El diablo se ríe de ti y contigo mientras le entragas una a una cada una de las monedas que te pide. Se ríe de ti y contigo mientras tu alma arde entre las llamas del diablo. El diablo se ríe de ti mientras te marchas por la puerta de atrás, mientras tu cuerpo cae rendido en el vagón de cola. El diablo te da una de arena y te hace creer que lo malo es la cal.

Extraño a Harry y el perfume de la ausencia de Gwen. Pero lo romántico, lo que da fuerza a ese extraño cariño que se le tiene a estos personajes ficticios es que sabes que no van a volver. Que no deben volver. Pero el diablo le enseña a Harry los caminos de vuelta, pone las miguitas de pan para que regresen entre una maraña de telarañas tejidas por la mano ácida del diablo, orquestadas con la gorra de director de orquesta del diablo.

Sí, sé lo que me vas a decir, que Mefisto no es el diablo, solo es un simple demonio interdimensional. Pero yo no hablaba de Mefisto, hablaba del diablo, de Joe Quesada.