Alberto Contador sigue sin perder la estela de los más grandes. Encadenado a unos platos y unos piñones, arrastra a millones de aficionados y arrasa en cada pico, en cada recta, en cada bajada.
No mira hacia atrás, porque todo lo que le interesa está delante. No se deja ganar, porque la esencia del deporte es participar... para ganar. No se deja ganar, como tampoco da parte de su sueldo a quien algún día hace una buena carrera. No se deja ganar porque tras 200 kilómetros encadenado a unos pedales dejarse ganar no es natural. Ni siquiera deportivo, ni honroso.
Quien quiera ganarle, que lo tumbe. Que lo deje atrás, que lo hunda en la profundidad de la montaña, le arranque la victoria a mordiscos con los dientes de unos platos y unos piñones, que le pase por encima a fuerza de rueda y golpe de pedal.
Un, dos, tres, ¡Contador! Un Tour, un Giro y una Vuelta. Y contando.
Rodolfo Serrano
Hace 8 horas
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