Kira es el ángel de la muerte. Escribe con las plumas de sus alas un cuaderno maldito. Un cuaderno con guadaña, horca y guillotina. Unas plumas de sus alas que escriben con tu sangre tu muerte, tu destino más oscuro. Kira te lleva por el camino de la muerte marcando tus pasos, empujándote al precipicio, dejándote caer al infierno.
L es tu ángel de la guarda. Un ángel ciego pero con sus alas tan abiertas como sus brazos. L no completa a Kira ni Kira completa a L porque son totalmente opuestos. Kira es el infierno y L es el cielo. L es la distancia más corta entre dos puntos, es el pensar antes que actuar y es el actuar antes que parar. L es capaz de meterse en tu cabeza y saber qué estás pensando antes que tú. Jorge Berrocal lo llamaría simbiosis. L es tu única esperanza de ganarle la partida de dados a la muerte. A Kira tirando los dados. L es lo único que te queda para no sacar 3 seises seguidos e irte a casa.
Kira es el juez y ejecutor, es un ángel con puños americanos aspirando a Dios. Kira sabe cómo funciona el cuaderno. L no. Kira sabe las reglas del cuaderno. L no. Es más, Kira sabe qué es el cuaderno. L no. Por eso Kira tiene a L arrodillado junto a él. Por eso Kira va arrancando una a una las plumas de las alas de L, que es un ángel, como si fuera una margarita. Me quiere, no me quiere.
Y L se defiende y ataca como puede, a capa y espada, con valor, de frente, con la mirada del tigre, con las uñas sacadas y afiladas, con los puños y con el cerebro, se defiende metiendo a Kira en sus laberintos y ataca resolviendo todos los puzzles que le plantea Kira. Casi acorrala a Kira en una jaula. L se defiende panza arriba hasta que ya no le quedan plumas en las alas, hasta que ya no puede volar. L se defiende y ataca hasta el último instante, hasta que se le marchitan todos sus pétalos.
Rodolfo Serrano
Hace 8 horas
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