Él le pone la mano suavemente en la cara y el pulgar en los labios, el rojo fresa sumidero de sus besos.
Ella se deja llevar y se acomoda a sus formas.
Él le acaricia el pelo, oscura enredadera que se funde con sus dedos.
Ella le abraza, fundiéndose con él en un único ser de amor.
Él cubre con sus manos su piel, más suave que el océano Pacífico.
Ella se abre en canal para regalarle su alma.
Él le dice que le gustan sus ojos selváticos de primavera.
Ella que le gusta el color del atardecer atrapado en sus ojos.
Él le cuenta una historia que sirva de ancla.
Ella escucha con la dulzura imposible de la miel.
Él se refugia en su orilla.
Ella nada todos los mares a contraviento por encontrarlo.
Él le dice que la quiere hoy más.
Ella le dice que lo quiere hoy más.
Él la mira con mirada expectante.
Ella le abraza más fuerte y le susurra tibias palabras de amor.
Él la mira con mirada libre y amorosa esta vez.
Ella se entrega.
Él se entrega.
Ella es el torbellino, la tormenta y la marea.
Él es el remanso oasis de tranquilidad.
Ella es la pasión desbordante que galopa por sus espaldas.
Él mide la pasión y la contiene.
Ella es el mar batiendo con fuerzas sus olas.
Él es la orilla después de la tempestad.
Ella es el mundo dando todas las vueltas.
Él es las cuatro estaciones de ese mundo.
Ella le mira con ojos cansados de mil batallas.
Él comparte con ella sus nuevas vivencias.
Ella despide la monotonía y expulsa a la rutina.
Él respira de ella.
Ella respira de él.
Él es el miedo a las cosas difíciles.
Ella las ganas de sueños y besos.
Él es la calma de una tregua de guerras.
Ella es la espada que lucha por mí.
Él es la ausencia de males y frentes.
Ella la palabra que suena en su boca.
Él es la fuente de escarcha de besos.
Ella es el rojo de toda pasión.
Él es el azul de truenos y gestos.
Ella el telón que no quiere cerrar.
Él es la falta de más sinsentidos.
Ella el frescor de mañana de azahar.
Él el refugio de mares y puertos.
Ella el temblor de presentes sin fin.
Él la esperanza de un nuevo universo.
Ella la voz de volver a empezar.
Él el destino de todos sus besos.
Ella el afán por vivir mucho más.
Él es el reflejo de ella en silencio.
Ella la flor a punto de brotar.
Son el tesón del por siempre jamás.
Él se llama Salva... ella Elvira.
Y los dos encajan con vertiginosa exactitud.
Los Caballeros de la Quema
Hace 2 horas
6 comentarios:
No dejas de sorprenderme...
Este junio será menos junio. :)
Maravilloso amigo. Que gran punto final a mi viaje... Abrazos.
Joder, tío. Qué maravilla. Qué grande...
Me alegra que os guste. Muchas gracias por la visita y por lectura ;)
La verdad que maravilloso!
Molt bo!!!!
Increible creación...
tocado por la genialidad, me apunto a seguirte...
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