martes, febrero 07, 2006

Cuando las emociones traspasan mi piel (IV)

Hago un pequeño paréntesis en "Los regalos de la muerte" y rescato, desde más allá de la luna, unas emociones... dedicado a flux, con todo mi alma...

En el oscuro puerto en el que desembocan algunas vidas, hay un muelle perdido. Allí se nota el calor de la compañía al sentarse con los pies colgando, mirando, más alla de lo que la vista puede ver. Es el único momento en el que los que no creen en apenas nada, tienen fe en sus sueños. Sueñan que siempre fueron buenos, cuando realmente siempre fueron malos. Pero todo es relativo, porque... ¿quién no es malo comparado con un ángel?
Set se sienta en el muelle y empieza la brisa. Sé que es imposible que exista, pero siento cómo me toca la mano y sus labios se acercan a mi cara. "Soy tu ángel..." me dice. Y le pregunto siempre que nos encontramos en este muelle, si tengo salvación, si puedo redimir todos mis pecados, si, en definitiva, se puede volver a empezar. Sé que Set me engaña, sé que me dice exactamente lo que quiero oír, pero también sé que lo dice porque me ama. Siento su amor como siento el dolor de su imposible existencia. Él consume mis días y echa sobre sí los pétalos marchitos que desprendo. Viene a rescatarme desde un mundo indefinido abriendo sus brazos tanto como sus alas. Y me dejo llevar y me enamoro de sus silencios llenos de mis palabras.
Set dice que se quedará conmigo hasta que amanezca y me levante para volver. Y amanece... y el calor del sol baña mis párpados y Set se difumina...
Un día más desdibujo el entramado que es la vida y encuentro su sentido. No me siento un peón del juego, hoy, soy la reina.
Gracias por ser mi salvador, Set.

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