Cada día estoy más seguro de que la vida, nuestra vida, la rigen sólo dos parámetros: los pequeños detalles y las grandes portadas.
Cada día estoy más seguro de que en esta vida no existen buenas o malas formas de hacer las cosas, existen sólo buenos o malos momentos de hacerlas.
Caminaba por esa isla maravillosa llamada Manhattan, con mi chica de la mano (el monumento más bonito que vi en Nueva York fue ella), impresionado por Times Square y mirando a todos lados, a todos las pantallas luminosas y los efectos de neón. Hacía como el que miraba los edificios pero realmente miraba entre ellos intentado encontrar al
one-more-dayzado Spiderman. Y lo vi... pero no paseando en red, sino casi a ras de suelo, el plena séptima avenida, en una tienda de cómics llamada Midtown Cómics. Entré en ella, claro, y me compré una camiseta arácnida que otro día te enseñaré.
Subí las escaleras un tanto empinadas y entré en el templo... vi cientos de cómics como nunca había visto, y de repente vi el Amazing Spiderman 599. Saboreé mi alterado corazón, que me latía en la garganta, excitado ante la posibilidad de encontrar el 600 justo en mi visita a Nueva York. Y allí estaba, esperándome, reposando en dos baldas de una estantería, lanzándome una tela de araña para que lo cogiera, para mancharme con su tinta negra arácnida las yemas de mis dedos.
Lo cogí y lo compré y me puse a leerlo. No entendía algunas cosas, porque voy leyendo por la edición española, pero daba igual, me limitaba a saborear, como si de mi corazón alterado se tratase, los pequeños detalles y la gran portada. Está claro que no es una buena forma de leerlo porque leo la edición española, pero sí un buen momento para hacerlo. El mejor momento, rodeado de los edificios por los que galopa Spiderman y a escasos metros del maldito puente de Brooklyn y con mi chica al lado, cámara de fotos en mano, para inmortalizar este momento. Porque en esta vida, cada día estoy más seguro, no hay buenas ni malas formas de hacer las cosas. Hay buenos y malos momentos.
La vida la rigen los pequeños detalles, es algo que cada día en lo que creo más. Como debe pensar Slott, que cuenta para este 600 una historia plagada de pequeños detalles, de finos recovecos para sumergirte en la vasta historia arácnida. Algo que debe creer también Romita Jr. que plaga de pequeños detalles un cómic que sólo podía hacer alguien apedillado Romita. Por la calidad del dibujo y por lo romántico. Por lo estilizado. Porque Spiderman es como el hermano mayor de Romita. Por Daredevil, que es como el hermano pequeño. Y, sobre todo, por esa última página (que no hay spoiler suficientes que pudieran taparla en este blog) que abre la puerta a muchas más páginas, abre las puertas a ríos de tinta arácnida que mancharán mis yemas. Sobre todo por esa última página que sólo podía dibujar alguien apedillado Romita.
La vida la rigen las grandes portadas, no me refiero exclusivamente a las de cómics, sino a las mediáticas en general. Y este número 600, ah, tiene dos grandes portadas: una de Romita Jr. y otra de Alex Ross. El día que estuve en la tienda, sólo tenían la de Romita Jr. y fue la que me compré, claro.
Pero tiene una tercera portada. Una maravillosa tercera portada dibujada por el maestro Romita Sr. con la que demuestra que todavía tiene magia, que aún guarda algunos trucos en su lápiz. Al verla, no exagero, se me puso la piel de gallina quitándome el corazón de la garganta. Fíjate en la portada, la he puesto abajo, ¿no sientes lo mismo? ¡Es Harry, el que yo recuerdo! ¡Es Norman! Oh, Dios, es Mary Jane...
John Romita Sr. ha conseguido que quiera volver a Nueva York sólo para comprar en Midtown comics el número 600 con su portada.
3 comentarios:
Emocionante compartir contigo ese momento...
Lo que más me gustó de NY fue verte a ti allí.
Diooos miooo yo quiero ir alli...
En fin lo dicho spiderman es una gran mierda gracias al quesada....Y aguantaremos asi hasta que se quiera resetear y deje de ser subnormal el tio...
Un abrazo muy fuerte y felices fiestas amigo.
Igualmente, amigo spider. Disfruta de las fiestas y, en la medida de lo que puedas, de lo que se está cociendo con Spidey. Aún así, la carga emotiva que trae el 600 te hace olvidar de alguna forma el one more day (al menos si lees el número en NY) ;)
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