lunes, enero 23, 2006

Los regalos de la muerte (V)

Capítulo 5: Yo soy el número 1

- Andrés Reyes, antes -

-¡Andrés Reyes, adelante! - dijo el speaker del vistalegre dirigiéndose a mí, acelerándome el corazón a la velocidad del ave, y mantiéndola. Je, quién me lo diría, nunca había ganado nada y me eligen para tirar a canasta desde el medio del campo. Me pareció oír antes que el premio era un fiat punto... que lo vayan preparando, ya es mío. Afirmar tan rotundamente este tipo de cosas, proclamarme el mejor, me relaja... las palpitaciones vuelven a su ritmo habitual, y me lo creo. Claro que me lo creo, yo soy el número uno, no ha habido canasta en Córdoba, ni por supuesto en Fuente Palmera, mi pueblo, que al tirar haya fallado. Increíble, pero cierto, no ha habido ni un balón, que al tirarlo, no haya acabado dentro. Ese es mi don. Y aquí estoy, a muchos metros de una canasta, botando el balón desde el centro del campo y dispuesto a tirar. Voy a meterla, lo sé, ¿acaso las canastas de Madrid son distintas? No, claro que no, va a ir dentro. Oigo al recogepelotas del Real Madrid desearme suerte, le miro durante un segundo, le sonrío, boto un par de veces más y le digo: "Al salir te doy una vuelta en el coche, tío" y vuelvo a dirigir la mirada al aro. Creo que el chico se quedó como el niño del anuncio del Volkswagen que se queda sin respiración y se pone rojo como un tomate. Esta iba a ser la canasta que iba a meter seguida por más público, y eso que la gente estaba casi toda comprando bocatas, y los que había me miraban con indiferencia, como pensando que el único fiat que iba a ver es el del anuncio de Schumacher, menuda sorpresa se iban a llevar. Otro bote más, me tomo mi tiempo y pongo nerviosas a las cheerleaders, que esperan a que termine para ponerse a bailar. "Tranquilas, niñas, ya voy", les digo a un grupito de ellas. Último bote, sale el Real al parqué, junto con el míster, miro a canasta, la veo como una piscina, mecanismo de tiro perfecto (innato), sin saltar, con la fuerza de una jauría de lobos, dentro... miro al público, miro a Herreros, levanto el puño... "Ni Jordan ni Magic, yo soy el número uno"... el capitán le comenta algo a Malkjovic, el coche es mío, y creo que voy a jugar en el Real Madrid.

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